Gantry 5

 

n°10-31/01/2021 Los sucesos del 6 de diciembre en Washington con el asalto al Capitolio han hecho correr mucha tinta.

Casi todo ha sucedido allí, desde un ataque sin precedentes a la mayor "democracia" del mundo hasta el último "capricho" de Trump sin que, sin embargo, el significado y las razones subyacentes de este evento salgan a la luz.
Este asalto al Capitolio, por parte de manifestantes sobrecalentados por los provocativos discursos de Trump, fue obviamente preparado durante mucho tiempo y se benefició de la complicidad de los diversos servicios de seguridad federales. Nadie se engaña, esta puesta en escena tiene esencialmente la función de fijar una fecha acreditando la idea de que existe una alternativa a un sistema político bipartidista en crisis y fundamentalmente al servicio exclusivo de los grandes empresarios estadounidenses.
Dado que la gran capital estadounidense ha elegido a un Biden más "presentable" en lugar de Trump, sus líderes están pidiendo una transferencia pacífica del poder, silbando como el "Wall Street Journal" hizo el final de la ¡recreacion! El "Wall Street Journal" que apoyó a Trump y sus medidas a favor de los capitalistas, sin duda aprecia los compromisos del nuevo presidente para la reconquista de la hegemonía estadounidense. Señala a su manera la continuidad con Trump y su lema "Make America great again". Esta profesión de fe no comenzó con Trump. Es la de todos los presidentes republicanos o demócratas estadounidenses cuya función política es asegurar el dominio de los monopolios estadounidenses.
Son precisamente las consecuencias de esta política las que engendran la profunda crisis social, política y económica que atraviesa Estados Unidos, crisis que se refleja en estos millones de estadounidenses arrojados a los brazos del declive social, la pobreza, la precariedad y la miseria. Ante la ausencia de un desenlace revolucionario, muchos de estos trabajadores y empleados, especialmente blancos, hispanos ... encuentran refugio en discursos machistas, racistas, ordenados y fascistas. Es así como Trump obtuvo más de 75 millones de votos participando en la recuperación del descontento al servicio de grandes intereses financieros e industriales. ¡Tenga en cuenta que el sistema electoral estadounidense cuenta los votos electrónicos en Frankfurt! ¡En la base estadounidense, que es al mismo tiempo la sede de la CIA en Europa!
Ahora, con o sin Trump, la gran burguesía estadounidense necesita cultivar una "alternativa", por fascinante que sea, sabiendo que Biden seguirá una política antisocial impopular y una política internacional agresiva.
Quienes se enamoran de lo que llaman la quiebra de la "democracia estadounidense" quizás hayan olvidado que fue ella quien provocó decenas de guerras, la destrucción de países, golpes de estado, el derrocamiento de gobiernos electos y derramamiento de sangre de pueblos, con presidentes republicanos o demócratas. El Congreso de los Estados Unidos habría infligido una humillación a Donald Trump al eludir su veto sobre el enorme presupuesto de defensa. Republicanos y Los Demócratas adoptaron este presupuesto de $ 740 mil millones. Explotación, pobreza, desempleo, represión, racismo son la otra cara de la misma moneda.
Trump es producto de un sistema político plagado de corrupción, el dominio del capitalismo, el oportunismo y el cinismo. Trump ganó en 2017 al denunciar el establecimiento demócrata y esta tendencia continuará porque el sistema bipartidista no ofrece opciones para satisfacer las demandas de un sector creciente de la población trabajadora.
Si bien en muchos sentidos la clase dominante todavía puede 'liderar', no hay duda de que la crisis política está estableciéndose. Si bien hemos visto muchos golpes infligidos a los empleados y surgieron muchos escándalos en décadas anteriores, este ha sido aún más el caso con la administración Trump. Estos fenómenos no son específicos de Estados Unidos, aunque en formas marcadas por la historia de cada pueblo, se encuentran en muchos países. En Europa, lo que se califica como "populismo" no es otro que esta voluntad de las fuerzas del capital de mantener en su seno los profundos descontentos que generan las políticas cada vez más duras contra los trabajadores.
En Estados Unidos, como en otros lugares y especialmente en nuestro país, la cuestión que enfrentan los trabajadores, las capas populares debe estar en todo su poder. ¿Podemos seguir así? La respuesta es no, pero lo difícil es responder a la pregunta: ¿Qué se debe hacer? La experiencia demuestra que todas las políticas que no se atacan al dominio del capital, incluidas las que pretenden reformarlo, no solo están condenadas al fracaso sino que, más grave aún, profundizan una crisis que tiende a dar origen a una solución de tipo fascista. En estas condiciones, el único resultado posible es el de un cambio de sociedad que termine con el sistema capitalista. Es la elección política de nuestro partido, la resumimos en: "destruir el capitalismo y construir el socialismo". Esto no sucederá solo, se necesita una intensa lucha de clases y una organización política revolucionaria para liderar la lucha. Este es el papel que se ha fijado nuestro partido.