Gantry 5

 

Desde la salida en 1976 de España, potencia colonizadora, el problema del Sáhara Occidental no ha encontrado una solución definitiva.

Marruecos reivindica su soberanía mientras que el Frente Polisario con la mayoría de la población saharaui declara la independencia de este territorio en forma de República Árabe Saharaui Democrática (RASD) reconocida hasta la fecha por 23 estados. En 1990, un plan de arreglo de la ONU permitió un alto el fuego proclamado el 6 de septiembre de 1991 entre los protagonistas. Este alto el fuego fue concebido como condición previa para el establecimiento de una misión de la ONU (MINURSO), la reducción de la presencia marroquí y la organización de un referéndum de autodeterminación en enero de 1992 bajo el control de la ONU y la Organización de la Unidad Africana (OUA). Desde entonces, Marruecos ocupa el 80% del territorio del Sáhara Occidental con la zona costera, mientras que los saharouis están alojados en campamentos cerca de la frontera con Argelia y Mauritania. Baste decir que Marruecos tiene acceso a las principales riquezas la pesquera, los fosfatos y al puerto de El Aaiun que es una infraestructura marítima estratégica para Marruecos. Sus actividades comerciales ascienden a 5 millones de toneladas (exportaciones de fosfatos, arena, pescado, etc.). Cabe señalar que a pesar de la reanudación de los enfrentamientos, el puerto sigue funcionando normalmente con la exportación de harina y aceite de pescado. El reino marroquí, con el apoyo en particular de Francia y Estados Unidos, está poniendo gran empeño en reclamar este territorio, cuando se mantiene muy discreto sobre los enclaves españoles de Ceuta y Melill en el norte de Marruecos.
Desde los acuerdos de alto el fuego, no se ha avanzado principalmente debido al bloqueo impuesto por Marruecos sobre la cuestión del referéndum de autodeterminación y es el deseo reciente de Marruecos de aumentar su presencia, incluida la militar, en el Sáhara Occidental, lo que provocó la reanudación de las hostilidades.
Por tanto, es hora de que se aplique una solución de acuerdo con los deseos del pueblo saharaui. La ONU tiene un mandato en ese sentido que no pone en práctica. De hecho, es esta actitud la que gobierna la "inacción" de las Naciones Unidas en otros temas como el de Palestina. Esta "inacción" sirve a los intereses de las grandes potencias imperialistas y sus aliados regionales. Para conseguir ponerle fin, es fundamental liderar la lucha contra nuestro imperialismo francés, que es uno de los principales apoyos de la monarquía marroquí.