N° 23 avril 2022 La trágica noticia de la guerra de Ucrania centra toda la atención en el avance de las operaciones militares, en el calvario que hacen vivir a la población civil con ya cientos de muertos,

miles de heridos, numerosos destrozos y más de dos millones de refugiados que se suman a los ocho millones de ucranianos que emigraron a causa de la crisis económica que vive su país, crisis generada por la oligarquía en el poder que ha caído sobre el país tras la disolución de la URSS, destruyendo la propiedad social para su beneficio exclusivo. A ello se suman las nuevas restricciones a las libertades impuestas por las autoridades en Rusia, mientras que en Ucrania se avecina una crisis económica de una magnitud sin precedentes, que sumirá a sectores enteros de la población en una profunda miseria. Hemos calificado en dos artículos anteriores el carácter de esta guerra como una guerra dentro del sistema imperialista(1) y hemos agregado que las consecuencias pesan y pesarán mucho y por mucho tiempo para las naciones y los pueblos(2). Los hechos confirman estas valoraciones y análisis. Las potencias imperialistas están en guerra entre sí y son los pueblos los que pagan(3). Sin embargo, no es suficiente ceñirse a análisis y observaciones, por acertadas que sean, sobre la naturaleza de esta guerra, debemos encabezar de inmediato la lucha política y crear el equilibrio de poder para poner fin a la aceleración del conflicto por exigiendo que Rusia ponga fin a su agresión contra el estado soberano de Ucrania, mientras que EE. UU., la OTAN y la UE deben dejar de utilizar al pueblo ucraniano como carne de cañón para asegurar su dominio en Europa. Nadie puede negar el papel jugado por los EE.UU. y la UE en el apoyo a las fuerzas que en Ucrania, apoyándose en elementos fascistas militarizados, eliminaron por el terror a las fuerzas progresistas y especialmente al Partido Comunista(4) . Si la guerra de Ucrania moviliza la atención es porque existe la percepción de que este conflicto, cuyos inicios se remontan a finales de la URSS, es en realidad la cara aparente de un conflicto más profundo y amplio que puede conducir a una generalización conflagración. Agregaremos que este conflicto atañe a todo el sistema capitalista en la guerra permanente que libran los monopolios por el control de los recursos naturales, las vías de comunicación y la fuerza de trabajo para asegurar las máximas ganancias. Este conflicto se agudiza con el tiempo, marcado por guerras de diversa índole: guerras económicas, bloqueo, ciberguerra, terrorismo, dislocación de Estados como fue el caso de Irak, Libia, Yugoslavia... En cualquier caso, la ampliación de la OTAN papel en estas intervenciones es flagrante. Para analizar la situación actual, es necesario medir que hemos entrado en una nueva etapa de desarrollo capitalista con una concentración de monopolios que ha ido en aumento. La fusión de capital financiero, comercial e industrial se ha convertido en la regla a escala mundial, así en 2021 se registraron 5815 mil millones de dólares en transacciones de fusiones/adquisiciones, un colosal incremento del 63% respecto a 2020. En esta etapa, compartir el mundo, sus recursos y áreas de influencia está más que nunca en la agenda. Se trata de todos los continentes, Asia, Europa, América, África. El imperialismo francés también está respondiendo a la creciente influencia de nuevos competidores en la región, como China y Rusia. En el sistema capitalista, esta redistribución, que no puede hacerse sin tensión y sin guerra, conduce a mayores antagonismos entre las mayores potencias capitalistas. El análisis de todos los conflictos en curso así lo demuestra. Buscar otro origen para estos conflictos es querer ocultar deliberadamente que la causa de las guerras está enraizada en el propio sistema, en su necesidad de aumentar constantemente las ganancias y acumular cada vez más capital. Las sanciones económicas son un elemento de la guerra que libran las potencias imperialistas. Con las sanciones pretenden redistribuir las tarjetas debilitando a sus competidores aumentando su mercado. Es una de las armas utilizadas contra Rusia por los EE.UU. y la UE. A la cabeza de estas sanciones encontramos, como era de esperar, las relativas a la circulación de capitales y energía. La confrontación económica siempre ha sido una dimensión importante de los grandes conflictos militares. Esto es aún más cierto en una economía capitalista globalizada. Recuérdese que si la economía rusa representa sólo el 1,8% del PIB mundial, es un importante proveedor de energía: aporta el 13% de la producción mundial de petróleo, era casi el 20% a finales de los 80 y el 17% de la producción mundial de gas, era del 30% a finales de la década de 1980. En lo que respecta a Francia, sus intereses en Rusia y Ucrania no son desdeñables(6)). Dos potencias, Rusia y China no aceptan la dominación estadounidense. China, potencia capitalista en pleno desarrollo, pretende ocupar todo su lugar en la competencia internacional por el dominio de los mercados y la apropiación de las fuentes energéticas y mineras. Es el enemigo designado de EEUU, que organiza su estrategia con el imperativo de su debilitamiento. Se disputan su poder con fuertes sanciones económicas y la organización en Asia de una estructura militar con Japón, Australia y... Reino Unido. Los países de la UE, en el marco de una OTAN dominada por Estados Unidos, han seguido su ejemplo, convirtiendo a China en el enemigo designado y aumentando sustancialmente sus presupuestos militares. Rusia no tiene el poder económico de China, pero tiene considerables reservas de petróleo, gas y minería. Es una potencia militar a nivel de EE.UU. Desde 1991 EEUU no ha cesado a pesar de sus promesas de acercar la OTAN a las fronteras de Rusia para aumentar su presión militar sobre este país. Hasta el golpe de Estado de 2014 que derrocó al oligarca Yanukovych, Ucrania estaba dentro de la esfera de influencia de Rusia. Desde entonces, se ha inclinado hacia el campamento occidental. Rusia ha pedido repetidamente la neutralización de Ucrania. Estados Unidos respondió con un alegato de no aceptación. Rusia, que considera que Ucrania debería formar parte de la Federación Rusa, ha decidido imponer este punto de vista invadiéndola. Al hacerlo, Rusia ha proporcionado a los estados de la UE el pretexto imparable para fortalecer sus poderes militares al servicio de los EE. UU. en el marco de la OTAN. Alemania ha decidido así aumentar considerablemente su gasto en armamento, para desempeñar en el futuro un papel militar destacado en Europa, poniendo fin a lo que le estaba prohibido desde 1945. Así, el conflicto militar en Ucrania es sólo la parte visible de un enfrentamiento mayor entre la potencia dominante, económica y militarmente, EEUU y sus aliados (que han elegido ser sus vasallos) y todas las potencias económicas y militares que se oponen a esta dominación. . Los pueblos no tienen nada bueno que esperar de todo esto. Su lucha unida contra el imperialismo, su denuncia como belicista debe ser su brújula. En lo inmediato, los llamamos a movilizarse para liderar la batalla política exigiendo un cese al fuego inmediato y la apertura de negociaciones. Con los pueblos ucraniano y ruso, digamos alto a la guerra y su espiral hacia un conflicto generalizado.

(1)https://www.sitecommunistes.org/index.php/monde/europe/1784-ukraine-la-logique-d-escalade-militaire-en-cours-c-est-celle-des-affrontements-au-sein-de-l-imperialisme
(2)https://www.sitecommunistes.org/index.php/monde/europe/1787-ukraine-stop-a-cette-guerre-dont-les-consequences-pesent-et-peseront-lourd-et-longtemps-pour-les-nations-et-les-peuples
(3)https://www.sitecommunistes.org/index.php/france/politique/1791-les-imperialistes-se-font-la-guerre-ce-sont-les-peuples-qui-paient
(4)Selon la Fédération Mondiale de la Jeunesse Démocratique Mikhaïl et Oleksandr Kononovitch, dirigeants de la Jeunesse Communiste sont actuellement détenus et menacés d’exécution par un groupe fasciste à Kiev
(5)https://www.sitecommunistes.org/index.php/le-parti/comite-national/1793-rapport-au-comite-national-du-05-mars-2022
(6)La Russie, accueille 700 entreprises françaises employant 200 000 salariés avec quelque poids lourds comme La Société Générale (2 millions de clients), LVMH, Hermès, Auchan, Renault (Lada), etc., Engie participe au projet de livraison de gaz Nord Stream 2 que l’Allemagne a finalement bloqué. Un quart de ses réserves d’hydrocarbures sont en Russie et l’entreprise Total entend avec la Russie exploiter le gaz de l’Arctique, mais Total dépend aussi du financement des banques américaines, 30 % de ses actionnaires sont des fonds US, dont le premier d’entre eux BlackRock. Les banques françaises sont les premières détentrices étrangères d’actifs en Russie avec 25 milliards de dollars (3 milliards en 2012).
En Ukraine, 160 entreprises françaises sont présentes avec 50 000 salariés. On y trouve encore Auchan et Décathlon, Renault et Peugeot, des banques (Crédit Agricole, BNP Paribas), de l’agroalimentaire (Bel, Lactalis, Bongrain, Danone), TotalEnergies.